La palabra guerra usada para referirnos a nuestra relación comercial con clientes y consumidores presenta connotaciones muy negativas, y como el lenguaje predispone el ánimo y este los modos de conseguir objetivos, pues voy a destinar unas frases a oponerme a tal uso.
La estrategia empresarial no debe centrarse en los competidores y por tanto no podemos considerar a estos como enemigos. Los clientes por su parte no son personas a conquistar o los mercados territorios a los que someter. En un mundo interconectado, en el que cualquier acción tiene su reacción inmediata y en el que la información fluye a la velocidad de la luz, hacer empresa debería centrarse en el establecimiento de relaciones estrechas con los clientes, en cultivar mas que en conquistar. Ser fiel es el primer paso para fidelizar clientes.