En época de crisis ha de centrarse uno en lo que sabe hacer bien. En lo que es competente y sabe hacer mejor que los que compiten con uno más directamente, pero no por ello ha de abandonarse la intención de hacer cosas nuevas. En estos tiempos ha de tenerse mucho más cuidado en no cometer errores y en acertar en aquello que se haga.
Aprender (y desaprender) es básico y en cuantas más disciplinas mejor. Obtendremos mayor capacidad de análisis y mayor diferencia en los enfoques. Aprender a usar el tiempo es básico y distintivo de otros y aquí os aconsejo que busquéis y practiquéis métodos de entre los que os sugiero el GTD (buscad en Internet acerca de este método), sobre todo por que consigue liberar recursos creativos del cerebro que nos van a hacer falta.
Y hablando de creatividad, en uno de los blogs que visito he encontrado y seleccionado un párrafo de Cesar Peña que copio literalmente:
“Con todo, la mente creadora tiene unas propiedades que la hacen especial y única. Todo creador necesita un mínimo de inteligencia y técnica. La creación no queda al albur de la espontaneidad y la inspiración. Detrás de ella hay mucho trabajo y sistematización. Esto no quiere decir que el creador sea sólo un experto. En cierta medida lo es, pero no necesariamente. Ambos tienen dominio sobre un campo de acción, pero el creador destaca por su temperamento y actitud. El creador, dice Gardner, es un insatisfecho con lo que hace, con sus logros, con las normas establecidas en el medio donde se desenvuelve. El creador no busca respuestas nuevas a viejas preguntas, él se formula nuevas preguntas. El creador emprende nuevos caminos y disfruta con la diferencia, no le incomoda sentirse o ser percibido como distinto. No se para ante los desafíos. Es una persona enérgica e inmune a las críticas.
El creador vive en el error. Todos fallamos, pero el creador falla más. ¡Qué importante esto!, ¿no?. En nuestra sociedad el error se castiga. Una conocida gurú de Internet, cuyo nombre no recuerdo, reconociendo el valor de la equivocación dice: "aquí cometemos errores nuevos, y aprendemos de ello". El creador es una persona dispuesta a pararse una y otra vez para alcanzar el logro creativo. El creador no se duerme en los laureles, sigue buscando, no se para ante el logro. La mente creativa no teme a la incertidumbre y al riesgo. Se deja fluir en la inestabilidad. El creador cuando enfrenta una ola de magnitud opta por subirse a la cúspide de está y "surfearla", no se instala en las vísceras de la ola, dejándose arrastrar y arañar por la arena del fondo marino.
La mente creativa debe ser original y oportuna, la simple novedad o excentricidad no bastan. La oportunidad, el momentum, es clave para saber cuándo intervenir. Las oportunidades fluyen, el creador intuitivamente sabe cuándo debe innovar.”