La escasa planificación y consecuente mal uso de los dispositivos electrónicos y de la tecnología en general, acarrea un desgaste personal que nos lleva a la sensación de estar permanentemente desbordados.
Leemos correos a toda hora, hablamos por teléfono en cualquier momento, chateamos, enviamos y recibimos mensajes a toda hora, consultamos las redes sociales y además parece que todo eso es poco. Siempre hay alguien más a la última que todavía está más conectado a todos y a toda hora.
Hacemos muchas cosas y simultaneamos demasiadas tareas hasta hace poco impensables. Pretendemos ser ubicuos y la conducta deviene en vicio.
Este mal hábito ocasiona diferentes problemas:
- El primero el de tu eficacia. Dividir tu atención entre múltiples actividades en lugar de centrarte plenamente comporta tener que dedicar más tiempo para acabar cada una de ellas. Algunos estudios cifran en un 25% de más ese sobre tiempo.
- También acaba por cansarte más pues te roba tiempo libre que te despeja y tu rendimiento global se resiente notablemente.
- Tu carácter cambia y te vuelves más distante ya que estas en multitarea, lo que se traduce en una imagen de no atención a quienes te rodean, especialmente en clientes internos y externos.
- Por último eres imagen a reproducir en tu organización por lo que aquello que haces es modelo para otros y acabará por ser parte de la cultura de tu empresa.
Nuestro cerebro no puede repartir de manera consciente y con la misma intensidad la atención a varias tareas a la vez. Lo que solemos hacer es dedicar períodos cortos a cada una de las tareas y cambiar de unas a otras, de modo eficiente o no.
Podemos concluir que en función del como estemos afectados por esta mala conducta se verá afectada la capacidad de responder a los grandes retos que cada día nos aparecen y que requieren de toda nuestra atención. No disponer de toda ella simplemente es un lujo que no nos podemos permitir.
Consejos para mejorar en ello:
- Entrena en. Es la clave de la eficacia y la productividad. No empieces nada hasta que no hayas terminado lo anterior o delegado o asignado tiempos y recursos.
- Anota en tu. Esto te permitirá tener cuantificado lo que realmente necesitas y ser consciente de las tareas que te impones.
- Céntrate y prescinde de lo que pueda. Ni teléfono, ni e-mail no chat ni nada cuando no esté programado. Todo puede esperar. Nada es tan urgente o importante para necesitar de su atención inmediata y si lo es no te preocupes, te enterarás.
- Si estás en el ordenador, Sería bueno también cerrar toda aplicación que no vayas a usar en ese lapso de tiempo que te hayas programado.
- Controla tu mente. Cuando se te ocurran ideas, anótalas o grábalas y vuelve a la tarea fundamental. Cuánto más rápidamente lo hagas menos concentración perderás.
- Instala una rutina de modo que cada mañana sepas a primera hora que es lo que vas a hacer y consulta las tareas del día siguiente cada noche antes de acabar la jornada de trabajo. No permitas interrupciones y delega todo aquello que no sea imprescindible que hagas tu..
- Tómate unas vacaciones y sobre todo búscate una actividad que te permita desconectar de verdad. Resetéate y cuantas más veces al día mejor. Rendirás más. La actividad debe ser lúdica y muy exigente en cuanto a atención.
El entorno de trabajo también es importante. Debe contribuir a aislarte y relajarte y sobre todo a no distraerte. Cierra la puerta.
Ah! Y cuando comas no veas la televisión, ni escuches la radio ni leas nada y mantente alejado del móvil, aunque suene.