Empatizar es una cualidad primordial para ser empresario. Ponerse en lugar de otros y anticipar sus deseos es la característica básica de la competitividad, bien entendida y con ganas de ser sostenible. Sin embargo, los clientes y nosotros lo somos, son el objeto de deseo de muchos y diversos empresarios.
Y la farmacia compite por estar en su mente, como proveedor cualificado de servicios sanitarios, con otras farmacias y con otros negocios y profesionales que intentan también satisfacerlos. Los clientes se enfrentan a miles de impactos publicitarios, a todos los niveles sensoriales (conscientes y subconscientes) y en particular visuales, que recibimos sin parar. Nos inundan con información. Y sin embargo y probablemente como consecuencia de esta exagerada exposición sostenida, es muy poco lo que verdaderamente llegamos a percibir del mundo que nos rodea.
Es importante y difícil mantener las relaciones en un mundo cada vez más despersonalizado. La tecnología que nos hace de barrera para la relación personal al penetrar en cada momento de nuestra vida y cambiar sus formas de relación, también nos permite la relación con otros de otras maneras. Si queremos estar en contacto, sabernos valorados, reconocidos, etc., cada vez más estaremos ocupados en contestar correos, WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter, etc.
Esta carrera a la multitarea, especialmente propiciada por la necesidad de prestar atención a las redes sociales, leer los correos, atender las llamadas, a la vez que realizas el trabajo que te corresponde, va a ocasionarnos algún problema social o mental. Como poco va a generar ansiedad y/o dependencia a poco que nos descuidemos. Hoy existe terror a salir de casa sin móvil. Nos deja sin correo, sin chat, sin mensajes, sin redes sociales y esto no lo podemos soportar ni siquiera durante breves espacios de tiempo.
Hay estudios que confirman el estrés que sufre el cerebro para estar continuamente cambiando de tareas cuando no en modo multitarea. Los trastornos de la atención en niños se están disparando pero yo creo que si se hicieran estudios al respecto en adultos veríamos que también sucede lo mismo con ellos. Hay toda una corriente en el mundo occidental, en el primer mundo, que predica la práctica como disciplina mental del mindfulness que no es más que aprender a concentrarnos. Concentrar la atención en una actividad determinada consume mucha menos energía y es más eficiente. Y más eficaz. Al final se es más productivo y además más feliz y menos agotador.
La multitarea nos hace menos creativos y por eso, para volver a serlo, hay que buscar modos de romperla y concentrarse. Se predica y se procura buscar alguna actividad que nos permita la evasión de modo que el cerebro pueda volver a pensar libremente y ser creativo. A menudo esto significa encontrar una nueva obligación para el tiempo libre que nos hace todavía más dependientes.
La búsqueda de la satisfacción inmediata provocada por la estimulación continua a que estamos sometidos por la multitarea se vuelve adictiva para las áreas del cerebro implicadas, pero apantallan a las funciones cerebrales que demandan esfuerzo y atención y cuya recompensa siempre viene a mayor plazo. Esto se puede corregir practicando tareas cuya recompensa se hará esperar y evitando las que proporcionan satisfacciones inmediatas.
La creatividad exige libertad. Tiempo para explorar ideas, descubrir conexiones y analizarlas. Y esto exige momentos de pensamiento libre, desordenado pero con la posibilidad de concentración y dedicación.
El entorno no juega a nuestro favor, más bien al contrario. Como decía al principio, tenemos demasiados inputs o interacciones desde el exterior y que nos empujan en la dirección contraria. Nos saturan.
Sólo nosotros (solos o con otras personas conscientes de este problema y con ganas de solucionarlo), podemos romper el círculo opresivo que se nos estrecha
Existe otro mundo y otra manera de relacionarse y hay muchas personas con las que colaborar. Y la tecnología puede ayudarnos a encontrarlas. Pero ojo, también puede complicarlo.