El virus nos ha puesto sobre la mesa un problema inesperado que afecta directamente a la viabilidad del negocio de farmacia al igual aunque con matices que al resto de actividades. De hecho el virus, además de su importancia sanitaria, va a traer consecuencias catastróficas a toda la sociedad.
Para algunos será la primera vez que se enfrentarán a una catástrofe personal, profesional o empresarial. Hasta ahora les sucedían a otros más o menos cercanos pero ahora va a ser distinto, va a ser en primera persona. Y será también el momento de ver lo preparados que estamos para afrontarlo.
Al igual que sucede con las tragedias personales (pérdida de un ser querido, etc.) vamos a necesitar pasar cuatro fases que en este caso serán actitudes necesarias para ayudarnos a pasar esta situación.
- Admitir. Se trata de reconocer que se ha producido la catástrofe con todas sus letras. No vale esconderse de la realidad. Hay que admitir y enfrentar lo que está sucediendo, lo que ha sucedido y tratar de anticipar lo que vaya a suceder y siempre en el ámbito de la farmacia. Siendo realistas (que no significa ser pesimistas) nos ayudará a pasar de fase.
- Aceptar. Necesitamos haber admitido que hay cosas que se escapan a nuestro control y que nos afectan y para las que no podríamos estar preparados. Aceptar significa buscar los recursos y las habilidades para sobrepasarla y con la humildad suficiente para poder aceptar que necesitamos ayuda en muchas de las cosas que habrá que hacer.
- Adaptar. Sobreviven los que mejor se adaptan y no los más fuertes. Tendremos que abandonar el área de confort de la rutina diaria y poner en práctica todo lo que sea necesario sin rendirse. Exige saber muy bien que necesitamos hacer y hacerlo.
- Actuar. Esta es la fase clave. Todas las demás nos han de llevar a esta, porque lo que está claro es, que ante circunstancias excepcionales, tendremos que tomar medidas excepcionales y orientar todo nuestro esfuerzo en los objetivos que se marquen, objetivos con un marcado carácter corto o medioplacista. Y aprender de lo que se haga bien y sobre todo de lo que se haga mal. La recompensa será superar los efectos de la catástrofe.
Es muy importante también iniciar cuanto antes todos los procesos o fases de manera que las soluciones lleguen también pronto que seguro que serán más efectivas cuanto antes se inicien. Actuando nos encontraremos con la fuerza necesaria para superar el obstáculo y nos generará confianza y actitud que transmitir a todo el equipo.
Otro punto del proceso son los detalles que anteceden al mismo o los que son necesario cuidar en el transcurso de la implantación de la solución que hayamos encontrado.
En este caso la forma y por tanto los detalles, incluso los pequeños, son realmente importantes.
Gran parte de las veces la observación y entendimiento de lo que está sucediendo tiene que ver con anticiparse y esto se produce si estamos atentos a esos pequeños indicios de que algo está pasando o va a pasar.
Por ejemplo en la crisis del Covid19, un detalle que en su momento debiera haber sido muy significativo fue que teniendo noticias de lo que estaba pasando en Wuhan, las comunidades chinas de España se auto-confinaron y en Valencia por ejemplo, cerraron por vacaciones todos sus negocios un mes antes que el resto de negocios de españoles. Algo sabían y temían y algo tendríamos que haber supuesto nosotros también.
Nos centramos en prestar atención a las grandes cosas sin considerar que están formadas de muchos pequeños elementos.
Las subidas de precios del material Covid19 eran previsible y deberíamos haber estocado y aprovechado y de igual modo todo conocemos algún que otro empresario chino que nos podría haber alertado.
Ante una gran crisis, los detalles se vuelven también muy importantes a nivel personal. Todo tu equipo tendrá miedo a los que pueda pasar, a lo desconocido de una situación que se sabe que será mala y con fatales consecuencias. No hace falta, incluso a veces no podemos, hacer grandes cosas pero sí que podemos sobresalir con pequeños grandes detalles que se perciben consciente o inconscientemente.
Hay personas que tiene esté comportamiento interiorizado y lo hacen de manera natural, de modo que la grandeza de una persona puede verse en las sencillas palabras de amabilidad, en pequeños sacrificios personales en beneficio de los demás, en el agradecimiento por los servicios recibidos, en la utilización diligente de los talentos propios y ajenos, etc.
Esos gestos son los que te ganan la confianza de tu equipo y en una farmacia con un equipo humano tan reducido y con una convivencia tan cercana son la clave para poder afrontar esas catástrofes que a buen seguro llegan y llegarán.