Siguiendo con el tema del blog anterior, he buscado entre los distintos blogs que tratan temas de empresa y he encontrado un artículo que me parede interesante acerca de la conveniencia o no de empezar una sociedad con un amigo, caso muy común entre las CB farmacéuticas y que paso a reproducir:
"Mientras estaba en un bar, escuché casualmente a dos amigos, que conversaban sobre sus proyectos e ideas: planeaban abrir un negocio juntos. Aquella charla me hizo reflexionar sobre lo seductora que resulta -para muchos- la idea de trabajar con un amigo. Pero también me llevó a preguntarme: ¿conviene asociarse con un amigo?
Ciertamente, para llevar adelante una sociedad comercial, es bueno que dos socios sean amigos... pero no es suficiente. La amistad no alcanza para garantizar una "convivencia comercial" exitosa. Tal como ocurre con dos enamorados, dos amigos suelen ser "arrastrados por la pasión" y el entusiasmo inicial de abrir un negocio, sin reflexionar lo suficiente sobre el compromiso a largo plazo que implica formar una sociedad.
Para no tomar una decisión apresurada, dos amigos deberían tener algunas conversaciones que les permitan conocerse en un nivel laboral. Antes de iniciar un proyecto juntos, es prudente que planteen una comunicación profunda, sobre algunas cuestiones determinantes para el éxito de la sociedad... y para la supervivencia de la amistad! Durante estas charlas, los amigos podrían analizar lo siguiente:
- ¿Podemos lograr juntos una empresa -o un proyecto- superior al que lograríamos por separado? ¿Estaríamos sumando capacidades y recursos... o duplicándolos? Este punto es muy importante, porque una de las primeras cosas a clarificar es si juntos pueden hacerlo mejor que solos. Entre ambos, deben analizar cuál sería el valor agregado de la unión:¿Complementar habilidades? ¿Sinergizarlas? ¿Ampliar la base de clientes? ¿Disponer de más capital inicial?
- ¿Con qué contribuiremos cada uno? ¿Con dinero, con la idea, con experiencia? ¿Estamos de acuerdo en el valor de cada contribución? Es fundamental que cada contribución tenga el mismo peso. Muchas veces, ocurre que quien aporta el dinero se considera con más poder y derecho, que su socio que contribuyó con la idea, o viceversa.
- ¿Estamos dispuestos a invertir la misma cantidad de tiempo y compromiso? ¿Compartimos las mismas aspiraciones respecto al proyecto? No es lo mismo que un socio vea la empresa como su principal fuente de ingresos y que -para el otro- sea sólo una entrada extra.
- ¿Tenemos estilos de trabajo compatibles? ¿Cómo manejamos los problemas? ¿Cómo resolvemos las diferencias? ¿Tenemos criterios alineados para tomar decisiones? Por más parecidos que sean como amigos, eventualmente como socios tendrán algunas diferencias, sea en la dirección de la empresa, en la forma en que se gasta el dinero, o en otros asuntos inherentes a la empresa. La inteligencia emocional de cada uno, será fundamental para enfrentar las presiones y desafíos de llevar adelante el proyecto, sin grandes conflictos.
- ¿Hay algún aspecto de nuestra vida personal que pudiera representar una amenaza para el negocio? Es importante analizar si alguno vive situaciones personales como crisis en el matrimonio, una enfermedad propia o de un familiar, responsabilidades y demandas en otros roles, etc. Realidades de este tipo, pueden afectar la dedicación de uno de los socios al proyecto y generar conflictos con la otra parte.
- ¿Qué haríamos en caso de...? Es prudente analizar el camino a seguir ante escenarios frecuentes en sociedades comerciales. Por ejemplo, que uno de los socios se divorcie y deba repartir sus bienes; que la compañía crezca repentinamente; que surja la posibilidad de venderla, fusionarse con otra, o incorporar un tercer socio; que un familiar de alguno solicite trabajo en la empresa; que uno de los socios enfrente problemas financieros que le obliguen a tomar dinero del negocio, o problemas de salud que le obliguen a dejar de trabajar un tiempo.
Finalmente, los amigos necesitan explorar dos cuestiones muy delicadas:
- ¿Somos capaces de manejar -simultáneamente- la relación comercial y la relación personal?
- Si surgen problemas serios, ¿terminaríamos la sociedad, para proteger la amistad... o haríamos lo contrario?
Es muy importante analizar todo lo expuesto, porque existe una gran diferencia entre llevarse bien personalmente y llevarse bien comercialmente. Incluso, hay diferencias entre una relación comercial y una profesional, por lo que ser buenos colegas tampoco garantiza ser buenos socios. Alguien puede ser muy buen compañero de trabajo, un excelente colega, o un fiel amigo, pero eso no significa que sea el mejor socio comercial, porque se trata de relaciones diferentes.
En una sociedad se comparten las responsabilidades y los riesgos de una empresa, se complementan habilidades y recursos y se sinergizan fuerzas. Una sociedad también es una fuente de apoyo y motivación en tiempos difíciles. Todo esto hace que sea muy bueno llevar adelante un proyecto con un socio... siempre que sea la persona indicada.
Un amigo tiene muchas posibilidades de ser la persona indicada, ya que una relación fuerte y estable es una buena base donde apoyar un proyecto. Por lo tanto, una sólida amistad puede ser un buen punto de partida para una sociedad. Sin embargo, hay que reflexionar profundamente, comunicarse abiertamente y plantearse diferentes escenarios, para pasar -con éxito- de amigos...a socios!"