Una tendencia que se puede ver cortada con la crisis, es la de disminuir los stocks basada en un incremento y mejora de los servicios de reparto de las distribuidoras mayoristas farmacéuticas.
Disminuir los stocks nos hace más eficientes en cuanto que con menos dinero obtenemos el mismo o mayor beneficio. Beneficio es margen por rotación y en cuanto incrementemos la rotación, manteniendo el margen, mejoramos nuestro beneficio.
La crisis llega a todos los escalones de la cadena de la distribución, desde el laboratorio a la oficina de farmacia, pasando lógicamente por la distribución mayorista. Y la política de contención de costes es una vía imprescindible de las nuevas estrategias empresariales.
Así como los laboratorios están derivando compras a la distribución para evitar los impagos en época de crisis e impagos de la Administración, los mayoristas están inmersos en políticas de ahorros y en ambos casos, la principal vía de ahorro proviene de la logística.
¿Qué quiero decir con esto? Pues que más pronto que tarde la distribución y sobre todo las empresas líderes recortarán servicios e iniciarán acciones comerciales que primen la concentración de los pedidos en determinadas franjas horarias.
Efectivamente la farmacia seguirá y además con mayor interés en cuanto la crisis siga manteniéndose, disminuyendo los stocks, cosa que ocurrirá por la mera bajada de precios, pero existen más posibilidades para mejorar la gestión de los stocks y que pasan por no tenerlo.
Gestionar un stock es más fácil en cuanto mayor es la cifra ya que se produce un alisamiento de las desviaciones de la demanda.
Gestionar stocks de un grupo de farmacias es mucho más fácil que gestionar el de una sola.
La distribución tendría que gestionar los stocks de las farmacias y en esto sería mucho más eficiente que lo pueda ser una farmacia en solitario o agrupada, porque le permitiría trabajar con stocks flotantes, tal y como hacen las grandes cadenas.
Para ello habría que aportar información sobre la demanda individual y confiar en el uso que de la misma haría la distribución.
Yo este camino sólo lo abriría con distribución cercana y farmacéutica.
Las ventajas serían enormes, ya que el beneficio crecería en cuanto que la capacidad de negociación y de gestión creciese, pero a cambio se perdería soberanía para decidir y ahí está el peligro. ¿En manos de quien seríamos capaces de dejar esa capacidad de decisión?
El peligro real es que huyendo de las cadenas podíamos acabar siendo una cadena a la que nos habríamos rendido voluntariamente. Y sin embargo el camino promete.