Competir por el futuro significa pensar una y otra vez como queremos que sea nuestro futuro y construirlo.
El largo plazo no es más que una quimera que pasa por imaginar la demanda de los consumidores en un tiempo no muy lejano y prepararse mejor que los demás, anticipándose con las oportunidades que nos abre el acertar en esa ilusión que hemos construido y creído.
Hay unos ítems que nos llevarán a mejorar en nuestra predicción y que en su conjunto constituyen el paradigma del marketing actual, si es que lo hay. También de los modelos de gestión estratégica. Y que son:
- Las empresas existen en la medida en que aportan valor a sus clientes. El valor aportado aunque objetivable, es realmente subjetivo y depende extremadamente de su aceptación por el cliente. Esto implica centrarse en conocer al cliente persona (las empresas son personas, y las personas también) y olvidarse de productos y competidores. Centrarse significa proporcionar al cliente lo que esté realmente demanda y para saber esto es necesario interactuar con el muchas veces hasta llegar a conocerlo.
- Suministramos soluciones y no problemas y cuanto más simples, rápidas y ajustadas a su valor sean estas mejor. Si se conoce bien al cliente aspiraremos a ser la solución total de sus problemas (en el ámbito competencial nuestro, es decir en el mantenimiento y mejora de su salud). Toda acción que complique o alargue esto es superflua y por tanto prescindible.
- Internet, y en definitiva las nuevas tecnologías, nos permitirán una comunicación permanente e intensa con el cliente. Los clientes interactuarán entre sí y con nosotros y en esto tendremos nuestro riesgo y sobre todo nuestra gran oportunidad de poder llegar a conocer profundamente a muchos más clientes que antes de la era digital. Por tanto, las redes sociales y las herramientas de esta era, son y van a serlo más, un pilar básico de la farmacia de este siglo.
- La empresa y la farmacia lo es, que no se adecue para lo anterior y adecue sus métodos de trabajo a ello, participando en todas y cada una de las capacidades que las nuevas tecnologías ofrecen, está condenada a vagar en la mediocridad o a desaparecer.
- Los espacios virtuales pasaraán a prevalecer sobre los espacios físicos y aunque tanto en el mundo mediterráneo como en el área sanitaria esto tardará más, hay que prepararse para esta tendencia imparable. El cliente querrá sus productos antes (inmediatamente), más baratos y en su casa por lo que nuestras estrategias han de pasar por inventar servicios atractivos para intentar su paso por la farmacia y desarrollar esos espacios virtuales para aquellos clientes u ocasiones en que esto no vaya a ser posible.
- El precio y la calidad no van a ser una diferencia competitiva sostenible. La información acerca del precio y su adecuación con la calidad asociada (en el caso de los servicios sobre todo) va a circular por la red a velocidad lumínica y las opiniones, interesadas o no , de los clientes van a influir en las decisiones de compra de todos los demás.
Y todo esto sin olvidarse de sobrevivir en el presente. Es decir, el largo plazo no llegará si no conseguimos pasar por el corto plazo. Pero esto será condición necesaria pero no suficiente. Citando al escritor y matemático Lewis Carroll en su libro más famoso (Alicia en el país de las maravillas), “correrás con todas tus fuerzas para seguir adelante, pero si quieres avanzar, tendrás que correr todavía mucho más”
Y quien dijo que iba a ser fácil...