Una farmacia es un establecimiento de alcance, de comodidad en el acceso, es decir, es un establecimiento en el que la ubicación lo es casi todo. Tienes los clientes de tu entorno geográfico (los que limitan con tus colindantes son los que deciden a quien acudir cuando necesitan algún producto o servicio que les puedas aportar), la proximidad es clave.
Lógicamente algo va a tener que ver también tu manera de hacer las cosas, el local, el surtido, incluso los precios, acabas teniendo los clientes que te mereces. Según el modo en el que actúes atraerás a un determinado tipo de clientes u otros. No te extrañe que la mayoría no te sean leales si no les has demostrado antes las razones para que lo sean.
Incrementar su número a toda costa no es el mejor camino para asegurar la rentabilidad a largo plazo. Pero pronto descubrirás que muchos no valen la pena. Sobre todo los que vienen por dinero. Serán los primeros en irse y los que menos rentabilidad te habrán dejado.
Cuanto más apoyes a los comportamientos honestos, menos oportunidades tendrán los aprovechados de sacar ventaja de tus iniciativas.
Y respecto a las nuevas tecnologías, te permiten multiplicar al número de personas a las que llegar. Te equivocas si sigues a miles y te auto-engañas si crees que te siguen por millares. En el entorno digital de las redes sociales como en las relaciones personales, lo que verdaderamente cuenta es la confianza que eres capaz de generar. Todo lo demás es tan efímero como intrascendente. Nadie puede tener miles de amigos.
Otra manera de auto-engañarse es centrar la actividad gerencial de la farmacia en acumular datos y más datos acerca de clientes, proveedores, colaboradores, promociones, ventas, competidores… Muy pocos farmacéuticos son sin embargo, capaces de utilizar dichos datos para elaborar una nueva oferta, personalizada y en respuesta a los intereses individuales de sus clientes. Quienes así lo hacen han desarrollado una diferencia respecto al resto.
Lo importante de la información que se recoge es que sirva para medir la eficacia de lo que hacemos o que nos proponemos hacer. Y de manera particular hay que destacar aquella que sirve para conocer a los clientes y estrechar las relaciones con ellos, lo que ayudará a desarrollar su vinculación, su fidelización y consecuentemente los beneficios mutuos en el tiempo.
Los errores que nos han curtido o los que nos curtirán durante nuestra carrera profesional, fruto de los errores cometidos al poner acciones en práctica nos han de hacer sentir que algo hemos aprendido y quien no se ha equivocado nunca es porque no ha hecho nunca nada.
No se puede pretender ser el mejor en todo. A veces ni siquiera serlo en algo muy concreto y, por ello, es más eficiente centrarse en ser diferente.
La vida está llena de oportunidades de ayudar a los demás y esto sin ninguna concepción moral de la misma. Se puede contrastar que cuantos más favores haces, más gente está dispuesta a ayudarte. Pero con los favores no se comercia. La mejor razón para hacerlos, es el poder hacerlo. Y no esperar nada a cambio. Llegará la correspondencia de cualquier modo porque las personas, aunque no todas, en el fondo y mayoritariamente, sienten la necesidad de corresponder. Y clientes y os colaboradores son personas
Lamentablemente, todavía es habitual encontrar un abordaje equivocado en el modo de destacar por la atención que las farmacias prestan a sus clientes. Muchos adoptan un punto de vista interno, centrado en su propia percepción de lo que buscan, y pocos caen en lo obvio: preguntar a los clientes, aprender de ellos, y permitirles la adecuada satisfacción de sus necesidades.
Tu farmacia, como sabes, no es la principal prioridad de tus clientes. Y te equivocas si tratas de imponerte poniendo por delante tu propio interés.
Necesitas identificar los intereses de tus clientes y de las personas cercanas a ellos y asumirlos como propios. Si consigues que te perciban como alguien que les resuelve sus problemas pasarás a cobrar importancia en su vida y querrán que te vaya bien a ti también en correspondencia.
No podemos pretender hacerlo todo bien y sin errores. Nos equivocaremos, nosotros o nuestros colaboradores. Si siempre vamos pensando en el error no haremos más que preocuparnos por cosas que no sucederán pero que se comerán nuestra iniciativa y nuestra ilusión y recursos y lo peor, es que esa actitud no ayuda a evitar el contratiempo temido y limita significativamente la posibilidad de aprovechar oportunidades, de marcar la diferencia o de dejar huella.
Cualquier marca destacada es valorada por algo más que por lo baratos que pueden ser sus precios. En último extremo, quien se apunta a tirar los precios es porque no puede ofrecer nada por lo que valga la pena pagar.
Son muchas las circunstancias en las que tener suerte trae mala suerte. Te impide adquirir los hábitos que te ayudarán a mejorar, no te enseña lo que es la tenacidad ni la capacidad de resistencia, te deja sin oportunidades para desarrollarte.
Créeme, no te fíes de la suerte.
Crea oportunidades para otros que, de no ser así, no podrían acceder a ellas. Desarrolla entornos de trabajo en colaboración donde el grupo pueda hacer más que los individuos aislados.
El comportamiento sociable y generoso es una característica esencial del ser humano y la tecnología actual proporciona las herramientas para desarrollarlo con mayor eficacia.