En las empresas ocurre como con las personas, se crean rutinas y estas perduran y se perpetúan per se. Los modos de hacer las cosas se mantienen y es muy raro que se permita descubrir otras maneras de hacerlas y mejorarlas. Como consecuencia, los comportamientos no cambian, se pasan a los nuevos trabajadores que ingresan y el farmacéutico acaba tomando las mismas decisiones una y otra vez tal y como siempre ha hecho, esperando que los resultados sean diferentes. Una incorporación de alguien nuevo en una pequeña organización como lo es una farmacia, crea una alteración pero al final se impone la rutina de todos los demás. Únicamente si el cambio es del titular puede haber un cambio verdadero.
Las causas a estos comportamientos tienen sus raíces en nuestra manera de aprender en la vida, generalmente con prueba error y castigando más los errores que premiando los aciertos. El ambiente farmacéutico es un ambiente maduro porque es un sector muy conservador y regulado. Esto nos lleva a no pensar otras maneras de hacer las cosas e incluso a oponernos a los cambios, a mirar mal a quienes los propician.
A menudo el inmovilismo viene determinado por dos motivos fundamentales:
- El perfeccionismo.
- La búsqueda de la certeza y seguridad absolutas.
Para romper estos corsés hay que premiar la creatividad y minimizar el impacto del riesgo asumido.
Que una farmacia cuente con empleados que asumen responsabilidad significa que cualificaremos a los mismos, que delegaremos en ellos y que liberaremos tiempo y esfuerzo por nuestra parte para poder repensar otros escenarios y posibilidades. Tendremos inteligencia y observadores comprometidos y preparados para reaccionar ante lo inesperado.
Esto no significa delegar la absoluta responsabilidad. En una farmacia ha de quedar siempre claro que la última responsabilidad recae en el titular. Pero los demás podrán opinar, proponer y aportar.
Quien decide es quien arriesga y este es el farmacéutico en su vertiente empresarial. Las grandes ideas no bastan por si mismas para su realización y como seguro que van a requerir recursos, hay que darles forma, evaluarlas y dotarlas para su realización y esto ha de ser siempre coordinado por el titular.
El asesoramiento también puede venir de fuera, de tus asesores y para ello has de confiar en su capacidad para aconsejar y sobre todo también estar dispuesto a escuchar, a ser criticado y a admitir errores cometidos y a veces a aceptar que los consejos no valen porque ningún asesor va a estar en tu posición y eso has de saberlo. Un asesor es un consejero, pero la responsabilidad es tuya que eres el empresario que va a arriesgar.
El cambio cultural en tu farmacia depende del cambio de tu paradigma de pensamiento. Tú has de cambiar para que todo cambie. Y aprender a escuchar y a desaprender.
No es fácil, pero si quieres que algo cambie y que los resultados sean diferentes, has de empezar por cambiar tú y tu actitud ante la realidad y ante las relaciones personales.
Las personas lo son y como tales cometen errores. Tú también. La realidad cambia y si no se percibe el cambio y se decide actuar en consecuencia, no nos podremos adaptar y ya sabemos lo que les sucede a quienes no se adaptan.